martes, 2 de septiembre de 2014

TEMA NOVENO. LA RELIGIÓN ROMANA. LA MITOLOGÍA. OVIDIO



En este tema continuaremos con el estudio de los pronombres y desarrollaremos la religión en Roma con especial atención a la mitología, estudiándola a partir de la Metamorfosis de Ovidio


 PRONOMBRES PERSONALES




 PRONOMBRES POSESIVOS




PRONOMBRES ANAFÓRICO

 
El pronombre is-ea-id latino se ha especializado en la expresión de la deíxis endofórica; preferentemente en la función anafórica. Este pronombre, a pesar de su apelativo, "anafórico", también puede hacer referencia a algo que se va a citar inmediatamente en el mensaje (función catafórica). Al no disponer en castellano de un elemento único especializado en esta función, nos resulta un poco costosa su traducción. Se opta por lo siguiente: 
 
Nom. (is-ea-id): él, ella... (éste, ésta)
Acus. (eum-eam,eos-eas): lo, la, los, las.
Gen. (eius, eorum): su.
Dat. (ei, eis): le, les.
Abl. (eo-ea, eis): pronombre personal o demostrativo con preposición. 
 
 PRONOMBRES DE IDENTIDAD Y ENFÁTICO. 
 









Entre las lenguas indoeuropeas es el latín la única de ellas que escinde el pronombre de identidad en dos. Contamos con un pronombre para marcar la identidad o coincidencia de una persona o cosa con otra ya conocida (idem-eadem-idem) y con un pronombre para marcar enfáticamente que se trata de una persona o cosa y no de otra (ipse-ipsa-ipsum).
idem Caesar ("el mismo César")
Caesar ipse ("César, él mismo")


LA RELIGIÓN ROMANA 



 































LA MITOLOGÍA EN EL MUSEO DEL PRADO


 

Apolo y Dafne. Bernini



El primer amor de Febo: Dafne la Peneia, el cual no
el azar ignorante se lo dio, sino la salvaje ira de Cupido.
El Delio a él hacía poco, por su vencida sierpe soberbio,
455. le había visto doblando los cuernos al tensarle el nervio,
y: “¿Qué tienes tú que ver, travieso niño, con las fuertes armas?”,
había dicho; “ellas son cargamentos decorosos para los hombros nuestros,
que darlas certeras a una fiera, dar heridas podemos al enemigo,
que, al que ahora poco con su calamitoso vientre tantas yugadas hundía,
460. hemos derribado, de innumerables saetas henchido, a Pitón.
Tú con tu antorcha no sé qué amores conténtate
con irritar, y las alabanzas no reclames nuestras.”
El hijo a él de Venus: “Atraviese el tuyo todo, Febo,
a ti mi arco”, dice, “y en cuanto los seres ceden
465. todos al dios, en tanto menor es tu gloria a la nuestra.”
Dijo, y rasgando el aire a golpes de sus alas,
diligente, en el sombreado recinto del Parnaso se posó,
y de su saetífera aljaba aprestó dos dardos
de opuestas obras: ahuyenta éste, causa aquél el amor.
470. El que lo causa de oro es y en su cúspide fulge aguda.
El que lo ahuyenta obtuso es y tiene bajo la caña plomo.
Éste el dios en la ninfa Peneide clavó, mas con aquél
hirió de Apolo, pasados a través sus huesos, las médulas.
En seguida el uno ama, huye la otra del nombre de un amante,
475. de las guaridas de las espesuras, y de los despojos de las cautivas
fieras gozando, y émula de la innupta Febe.
Con una cinta sujetaba, sueltos sin ley, sus cabellos.
Muchos la pretendieron; ella, evitando a los pretendientes,
sin soportar ni conocer varón, bosques inaccesibles lustra
480. y de qué sea el Himeneo, qué el amor, qué el matrimonio, no cura.
A menudo su padre le dijo: “Un yerno, hija, me debes.”
A menudo su padre le dijo: “Me debes, niña, unos nietos.”
Ella, que como un crimen odiaba las antorchas conyugales,
su bello rostro teñía de un verecundo rubor
485. y de su padre en el cuello prendiéndose con tiernos brazos:
“Concédeme, genitor queridísimo” le dijo, “de una perpetua
virginidad disfrutar: lo concedió su padre antes a Diana.”
Él, ciertamente, obedece; pero a ti el decor este, lo que deseas
que sea, prohíbe, y con tu voto tu hermosura pugna.
490. Febo ama, y al verla desea las nupcias de Dafne,
y lo que desea espera, y sus propios oráculos a él le engañan;
y como las leves pajas sahúman, despojadas de sus aristas,
como con las antorchas los cercados arden, las que acaso un caminante
o demasiado les acercó o ya a la luz abandonó,
495. así el dios en llamas se vuelve, así en su pecho todo
él se abrasa y estéril, en esperando, nutre un amor.
Contempla no ornados de su cuello pender los cabellos
y “¿Qué si se los arreglara?”, dice. Ve de fuego rielantes,
a estrellas parecidos sus ojos, ve sus labios, que no
500. es con haber visto bastante. Alaba sus dedos y manos
y brazos, y desnudos en más de media parte sus hombros:
lo que oculto está, mejor lo supone. Huye más veloz que el aura
ella, leve, y no a estas palabras del que la revoca se detiene:
“¡Ninfa, te lo ruego, del Peneo, espera! No te sigue un enemigo;
505. ¡ninfa, espera! Así la cordera del lobo, así la cierva del león,
así del águila con ala temblorosa huyen las palomas,
de los enemigos cada uno suyos; el amor es para mí la causa de seguirte.
Triste de mí, no de bruces te caigas o indignas de ser heridas
tus piernas señalen las zarzas, y sea yo para ti causa de dolor.
510. Ásperos, por los que te apresuras, los lugares son: más despacio te lo ruego
corre y tu fuga modera, que más despacio te persiga yo.
A quién complaces pregunta, aun así; no un paisano del monte,
no yo soy un pastor, no aquí ganados y rebaños,
hórrido, vigilo. No sabes, temeraria, no sabes
515. de quién huyes y por eso huyes. A mí la délfica tierra,
y Claros, y Ténedos, y los palacios de Pátara me sirven;
Júpiter es mi padre. Por mí lo que será, y ha sido,
y es se manifiesta; por mí concuerdan las canciones con los nervios.
Certera, realmente, la nuestra es; que la nuestra, con todo, una saeta
520. más certera hay, la que en mi vacío pecho estas heridas hizo.
Hallazgo la medicina mío es, y auxiliador por el orbe
se me llama, y el poder de las hierbas sometido está a nos:
ay de mí, que por ningunas hierbas el amor es sanable,
y no sirven a su dueño las artes que sirven a todos.”
525. Del que más iba a hablar con tímida carrera la Peneia
huye, y con él mismo sus palabras inconclusas deja atrás,
entonces también pareciendo hermosa; desnudaban su cuerpo los vientos,
y las brisas a su encuentro hacían vibrar sus ropas, contrarias a ellas,
y leve el aura atrás daba, empujándolos, sus cabellos,
530. y acrecióse su hermosura con la huida. Pero entonces no soporta más
perder sus ternuras el joven dios y, como aconsejaba
el propio amor, a tendido paso sigue sus plantas.
Como el perro en un vacío campo cuando una liebre, el galgo,
ve, y éste su presa con los pies busca, aquélla su salvación:
535. el uno, como que está al cogerla, ya, ya tenerla
espera, y con su extendido morro roza sus plantas;
la otra en la ignorancia está de si ha sido apresada, y de los propios
mordiscos se arranca y la boca que le toca atrás deja:
así el dios y la virgen; es él por la esperanza raudo, ella por el temor.
540. Aun así el que persigue, por las alas ayudado del amor,
más veloz es, y el descanso niega, y la espalda de la fugitiva
acecha, y sobre su pelo, esparcido por su cuello, alienta.
Sus fuerzas ya consumidas palideció ella y, vencida
por la fatiga de la rápida huida, contemplando las peneidas ondas:
545. “Préstame, padre”, dice, “ayuda; si las corrientes numen tenéis,
por la que demasiado he complacido, mutándola pierde mi figura.”
Apenas la plegaria acabó un entumecimiento pesado ocupa su organismo,
se ciñe de una tenue corteza su blando tórax,
550. en fronda sus pelos, en ramas sus brazos crecen,
el pie, hace poco tan veloz, con morosas raíces se prende,
su cara copa posee: permanece su nitor solo en ella.
A ésta también Febo la ama, y puesta en su madero su diestra
siente todavía trepidar bajo la nueva corteza su pecho,
555. y estrechando con sus brazos esas ramas, como a miembros,
besos da al leño; rehúye, aun así, sus besos el leño.
Al cual el dios: “Mas puesto que esposa mía no puedes ser,
el árbol serás, ciertamente”, dijo, “mío. Siempre te tendrán
a ti mi pelo, a ti mis cítaras, a ti, laurel, nuestras aljabas.
560. Tú a los generales lacios asistirás cuando su alegre voz
el triunfo cante, y divisen los Capitolios las largas pompas.
En las jambas augustas tú misma, fidelísisma guardiana,
ante sus puertas te apostarás, y la encina central guardarás,
y como mi cabeza es juvenil por sus intonsos cabellos,
565. tú también perpetuos siempre lleva de la fronda los honores.”
Había acabado Peán: con sus recién hechas ramas la láurea
asiente y, como una cabeza, pareció agitar su copa.
Ovidio, Metamorfosis. LibroI


 

 La caída de Faetón. Rubens.


Tuvo éste en ánimos un igual, y en años,
del Sol engendrado, Faetón; al cual, un día, que grandes cosas decía
y que ante él no cedía, de que fuera Febo su padre soberbio,
no lo soportó el Ináquida y “A tu madre”, dice, “todo como demente
crees y estás henchido de la imagen de un genitor falso.”
755. Enrojeció Faetón y su ira por el pudor reprimió,
y llevó a su madre Clímene los insultos de Épafo,
y “Para que más te duelas, mi genetriz”, dice, “yo, ese libre,
ese fiero me callé. Me avergüenza que estos oprobios a nos
sí decirse han podido, y no se han podido desmentir.
760. Mas tú, si es que he sido de celeste estirpe creado,
dame una señal de tan gran linaje y reclámame al cielo.”
Dijo y enredó sus brazos en el materno cuello,
y por la suya y la cabeza de Mérope y las teas de sus hermanas,
que le trasmitiera a él, le rogó, signos de su verdadero padre.
765. Ambiguo si Clímene por las súplicas de Faetón o por la ira
movida más del crimen dicho contra ella, ambos brazos al cielo
extendió y mirando hacia las luces del Sol:
“Por el resplandor este”, dice, “de sus rayos coruscos insigne,
hijo, a ti te juro, que nos oye y que nos ve,
770. que de éste tú, al que tú miras, de éste tú, que templa el orbe,
del Sol, has sido engendrado. Si mentiras digo, niéguese él a ser visto
de mí y sea para los ojos nuestros la luz esta la postrera.
Y no larga labor es para ti conocer los patrios penates.
De donde él se levanta la casa es confín a la tierra nuestra:
775. si es que te lleva tu ánimo, camina y averígualo de él mismo.”
Brinca al instante, contento después de tales
palabras de la madre suya, Faetón, y concibe éter en su mente,
y por los etíopes suyos y, puestos bajo los fuegos estelares,
por los indos atraviesa, y de su padre acude diligente a los ortos.


Ovidio. Metamorfósis.Libro I 



 El rapto de Europa. Rubens. 



Cuando estos castigos de sus palabras y de su mente profana
cobró el Atlantíada, dichas por Palas esas tierras
abandona, e ingresa en el étersacudiendo sus alas. 835
Lo llama aparte a él su genitor y lacausa sin confesar de su amor:
«Fiel ministro», dice, «de lasórdenes, mi nacido, mías,
rechaza la demora y raudo con tu acostumbrada carrera desciende,
y la tierra que a tu madre porla parte siniestra
mira -sus nativos Sidónide por nombre le dicen-, 840
a ella acude, y el que, lejos, de montana grama apacentarse,
ganado real, ves, a los litorales torna.»
Dijo, y expulsados al instante del monte los novillos,
a los litorales ordenados acuden, donde la hija
del gran reyjugar, de las vírgenes tirias acompañada, solía. 845
No bien se avienen ni en una sola sede moran
la majestad y el amor: del cetrola gravedad abandonada
aquel padre y regidor de los dioses,
cuya diestra de los trisulcosfuegos armada está, quien con un
ademán sacude el orbe,se viste de la faz de un toro
y mezclado con los novillos  850
muge, y entre las tiernas hierbas hermoso deambula.
Cierto que su color el de la nieve es, que ni las plantas
de duro pie han hollado ni ha disuelto el acuático austro.
En su cuello toros sobresalen, porsus brazos las papadas penden;
sus cuernos pequeños, ciertamente,pero cuales contender 855
podrías que hechos a mano, y más perlúcidos que pura una gema.
Ninguna amenaza en su frente, ni formidable su luz:
paz su rostro tiene. Se admirade Agenor la nacida
porque tan hermoso, porque combate ninguno amenace,
pero aunque tuvo miedo de tocarlo, manso, a lo primero, 860
pronto se acerca y flores a su cándida boca le extiende.
Se goza el amante, y mientras llegue el esperado placer,
besos da a sus manos; apenas ya,apenas el resto difiere,
y ahora al lado juega y saltaen la verde hierba,
ahora su costado níveo en lasbermejas arenas depone. 865
Y poco a poco, el miedo quitado, ora sus pechos le presta
para que con su virgínea mano lo palme, ora los cuernos,
para que guirnaldaslos impidan nuevas. Se atrevió
también la regia virgen,ignorante de a quién montaba, en la
espalda sentarse del toro:cuando el dios, de la tierra y del
eco litoral, insensiblemente,las falsas plantas de sus pies a
lo primero pone en las ondas; de allí se va más lejos, 
y por las superficies de mitad del pontose lleva su botín.
Se asusta ella y, arrancada a su litoral abandonado,
vuelve a él sus ojos, y con la diestra un cuerno tiene, la otra al dorso
impuesta está; trémulas ondulancon la brisa sus ropas.

Ovidio. Metamorfósis. Libro II

miércoles, 4 de junio de 2014

TEMA OCTAVO. LA ROMANIZACIÓN.


En este tema estudiaremos el proceso de Romanización y la presencia de Roma en Hispania. En el apartado gramatical los pronombres demostrativos y en el apartado literario los poetas líricos latinos y su influencia en la literatura europea.


 
EL PROCESO DE ROMANIZACIÓN.

            El proceso de romanización se extiende desde el siglo III a.C. al siglo II d.C., como mínimo, y significa la adopción, por parte de las poblaciones autóctonas, de las formas políticas, económicas y culturales de Roma. El proceso comprende dos aspectos:
a- Militar. Se trata de la conquista de la península, que se desarrolla en tres etapas principales:
            - Conquista de la fachada mediterránea, desde el 218 a.C. (desembarco de Publio y Cneo Escipión en Ampurias en el marco de la II Guerra Púnica) hasta el 197 a.C. fecha de la primera división provincial.
            - Conquista de la Meseta (153-133 a.C.), con dos episodios destacados:
                        - La guerra de Numancia.
                        - La guerra contra los lusitanos (resistencia de Viriato)
            - Conquista de la cornisa cantábrica, con las guerras cántabras (29-19 a.C.).

b- Cultural, dando a este término una acepción amplia, que incluye aspectos políticos, económicos, administrativos y artísticos. Aquí es donde verdaderamente se aprecia la romanización, como imposición progresiva de formas culturales que demostrarán la superioridad de Roma y la inclusión de la península en una estructura política superior, formando parte primero de la República y más tarde del Imperio romano.




Romanización 

 






Mérida

Itálica

Acueducto de Segovia

Pronomdres demostrativos

Poesía lírica 

Vivamos, mi Lesbia, y amémonos 
y deja que los rumores de los viejos más severos 
¡nos importen todos un comino! 
Los soles pueden caerse y subir: 
Cuando esta breve luz haya muerto para nosotros, 
dormiremos en la noche interminable. 
Dame mil besos, y otros cien, 
después otro mil, y otra vez cien, 
y todavía otros mil más, y otros cien. 
Entonces, cuando nos hayamos dado muchos miles, 
los mezclaremos todos para no conocerlos, 
y que ninguna insidia pueda notar 
estos besos que nos damos. 

Vivamus, mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum severiorum
omnes unius aestimemus assis.
soles occidere et redire possunt:
nobis, cum semel occidit brevis lux,
nox est perpetua una dormienda.
da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum,
dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus illa, ne sciamus,
aut ne quis malus invidere possit 
cum tantum sciat esse basiorum.
                Catulo, Carmen V

Beatus ille qui procul negotiis, 
ut prisca gens mortalium,
paterna rura bubus exercet suis 
solutus omni faenore
neque excitatur classico miles truci 
neque horret iratum mare
forumque vitat et superba civium
potentiorum limina.
ergo aut adulta vitium propagine 
altas maritat populos
aut in reducta valle mugientium
prospectat errantis greges
inutilisque falce ramos amputans
feliciores inserit
aut pressa puris mella condit amphoris
aut tondet infirmas ovis.
vel cum decorum mitibus pomis caput 
Autumnus agris extulit,
ut gaudet insitiva decerpens pira
certantem et uvam purpurae,
qua muneretur te, Priape, et te, pater 
Silvane, tutor finium.
libet iacere modo sub antiqua ilice, 
modo in tenaci gramine:
labuntur altis interim ripis aquae, 
queruntur in Silvis aves
frondesque lymphis obstrepunt manantibus, 
somnos quod invitet levis.
at cum tonantis annus hibernus Iovis 
imbris nivisque conparat,
aut trudit acris hinc et hinc multa cane 
apros in obstantis plagas
aut amite levi rara tendit retia 
turdis edacibus dolos
pavidumque leporem et advenam laqueo gruem
iucunda captat praemia.
quis non malarum quas amor curas habet 
haec inter obliviscitur?
quodsi pudica mulier in partem iuvet 
domum atque dulcis liberos,
Sabina qualis aut perusta Solibus 
pernicis uxor Apuli,
sacrum vetustis exstruat lignis focum 
lassi Sub adventum viri
claudensque textis cratibus laetum pecus 
distenta siccet ubera
et horna dulci vina promens dolio 
dapes inemptas adparet:
non me Lucrina iuverint conchylia 
magisve rhombus aut scari,
siquos Eois intonata fluctibus 
hiems ad hoc vertat mare,
non Afra avis descendat in ventrem meum, 
non attagen Ionicus
iucundior quam lecta de pinguissimis 
oliva ramis arborum
aut herba lapathi prata amantis et gravi 
malvae salubres corpori
vel agna festis caesa Terminalibus 
vel haedus ereptus lupo.
has inter epulas ut iuvat pastas ovis 
videre properantis domum,
videre fessos vomerem inversum boves 
collo trahentis languido
positosque vernas, ditis examen domus, 
circum renidentis Laris.
'haec ubi locutus faenerator Alfius, 
iam iam futurus rusticus,
omnem redegit idibus pecuniam, 
quaerit kalendis ponere.

                                   Horacio, Épodo II

Dichoso el que de pleitos alejado,
cual los del tiempo antigo,
labra sus heredades, no obligado
al logrero enemigo.

Ni la arma en los reales le despierta,
ni tiembla en la mar brava;
huye la plaza y la soberbia puerta
de la ambición esclava.

Su gusto es, o poner la vid crecida
al álamo ayuntada,
contemplar cuál pace, desparcida,
el valle su vacada.

Ya poda el ramo inútil, o ya enjiere
en su vez el extraño;
castra sus colmenas, o si quiere,
tresquila su rebaño.

Pues cuando el padre Otoño muestra fuera
la su frente galana,
con cuánto gozo coge la alta pera,
las uvas como grana.

Y a ti, sacro Silvano, las presenta,
que guardas el ejido,
debajo un roble antiguo ya se asienta,
ya en el prado florido.

El agua en las acequias corre, y cantan
los pájaros sin dueño;
las fuentes al murmullo que levantan,
despiertan dulce sueño.

Y ya que el año cubre campos y cerros
con nieve y con heladas,
o lanza el jabalí con muchos perros
en las redes paradas;

o los golosos tordos, o con liga
o con red engañosa,
o la extranjera grulla en lazo obliga,
que es presa deleitosa.

Con esto, ¿quién del pecho no desprende
cuanto en amor se pasa?
¿Pues qué, si la mujer honesta atiende
los hijos y la casa?

Cual hace la sabina o la calabresa
de andar al sol tostada,
y ya que viene el amo enciende apriesa
la leña no mojada.

Y ataja entre los zarzos los ganados,
y los ordeña luego,
y pone mil manjares no comprados,
y el vino como fuego.

No me serán los rombos más sabrosos,
ni las ostras, ni el mero,
si algunos con levantes furiosos
nos da el invierno fiero.
                            Fray Luis de León, Oda a la vida retirada



Ille mihi par esse videtur 

Tópicos literarios




Tópicos literarios 





Carpe diem










 

miércoles, 9 de abril de 2014

TEMA SEPTIMO. EL BAJO IMPERIO

En este tema terminaremos el estudio de las declinaciones con la cuarta y la quinta, así mismo completaremos los Complementos circunstanciales y terminaremos el periodo imperial con el estudio del Bajo Imperio y su caída.

Cuarta declinación

Quinta declinación

Ejercicios repaso declinaciones

Complementos circunstanciales de tiempo


EL BAJO IMPERIO
CARACTERÍSTICAS
-           Lentas y difíciles las comunicaciones: a pesar de la excelente estructura de vías de comunicación, las calzadas romanas, y del sistema de postas, los mensajeros imperiales sólo podían aspirar a hacer trayectos como Roma-Antioquía o Roma-Londres en más de una semana.
-          La lealtad de los ejércitos fronterizos: los ejércitos de las provincias fronterizas incorporaban gente del lugar y se establecían fuertes vínculos de lealtad entre las tropas y sus comandantes, quienes, contando con esa fuente de poder, podían aspirar a ser emperadores del Imperio si se presentaba la ocasión.
-          -La situación económica del Imperio a finales del siglo III era crítica. Las invasiones y los abusos de los grandes terratenientes, libres de cualquier gobierno capaz de refrenarlos, produjo un abandono de los campos por parte de los campesinos en busca de ocupaciones más prometedoras como el bandolerismo, lo cual se tradujo a su vez en una creciente inseguridad del medio interurbano, desfavoreciendo el comercio terrestre.
-           
DIOCLECIANO (284- 395)
                          
  Establece una monarquía absoluta de carácter militar
  Permitió la recuperación del comercio y la agricultura
  Establece tropas en los limes
  Tetrarquía: división del imperio en cuatro partes
Gran persecusión de cristianos. 


 


  Reformas militares
  • Creación de una fuerza de campaña móvil: así se complementó la función de las guarniciones estáticas de las fronteras( Limes)
  • Separación de los limitanei: los limitanei, u hombres de las fronteras, en ocasiones formaban una milicia local que ocupaban tierras lejanas a Roma propiciando la disgregación del Imperio. Por eso Diocleciano realizó una distinción entre el ejército de campaña completamente móvil y la defensa estática fronteriza.
  • Aumento numérico del ejército: en los tiempos de Diocleciano el  ejército aumentó más del doble; pero esto produjo un aumento en lo referente a los problemas financieros y de abastecimiento
Galerio,
Constancio,
Maximino  
Severio II,
 Majencio,
Maximiano,




CONSTANTINO (305-337)
·         Libertad de culto . Batalla del Puente Mulvio . 
·         In hoc Vincas”. Edicto de Milán
·         Reorganiza el ejército
·         Crea  una nueva moneda de oro  para combatir la inflación. ( solidus)





 Congreso de Nicea
CONSTANCIO II
JULIANO EL APÓSTATA
JOVIANO
VALENTINIANO I
VALENTE
TEODOSIO  (380-395)
Nacido en Coca (Segovia)
Edicto que hace al cristianismo religión oficial del imperio romano.
Divide el Imperio entre Oriente y Occidente

División del Imperio











File:RomeConstantine'sArch03.jpg

     

Preposiciones latinas

Uso de las preposiciones latinas

Del Latín al Español

Lecturas recomendadas.

Gore vidal. Juliano el apóstata.

Gillian Bradshaw. Teodora, emperatriz de Bizancio 

La caida del Imperio Romano